Castillo de Cabrera Islas Baleares, Palma de Mallorca

El Castillo de Cabrera es una impresionante fortaleza ubicada en la isla española de Cabrera, en el municipio de Palma de Mallorca, Baleares. Se trata de una mole hexagonal, ligeramente alargada, que se encuentra en la punta oriental de la entrada al puerto natural, con una altura de 72 metros sobre el nivel del mar. A lo largo de su historia, el castillo ha sido atacado y destruido en varias ocasiones, siendo reconstruido al menos diez veces desde el siglo XVI.

En 1410, los torreros Pedro y Guillermo Zaragoza reclamaron el pago de su salario al Virrey de Mallorca. Esto significa que el castillo ya estaba operativo en esa fecha.
Se cree que fue construido entre mediados y finales del siglo XIV. Probablemente, en ese momento, no era más que una torre de vigilancia.

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En 1425, Bernat Zaragoza, el usufructuario de Cabrera, y el Paborde de Tarragona firmaron un acuerdo con la Universidad de la Ciudad y Reino de Mallorca para mantener una guarnición en la isla con el objetivo de defender el castillo recién construido, lo que sugiere que se amplió la torre original. Desgraciadamente, en 1510, dos galeras berberiscas atacaron Cabrera, capturaron a los torreros y veintidós pescadores y destruyeron la torre. Afortunadamente, una tormenta repentina permitió la llegada de ayuda, que liberó a los cautivos. En 1550, el corsario turco Turgut, al frente de 1.500 hombres, tomó la isla, se apoderó de la artillería del castillo y destruyó completamente el edificio. En el siglo XVI se construyó una capilla para que los clérigos de Santañí pudieran celebrar misa para la guarnición.

En 1698, el castillo fue restaurado y mejorado, y pasó a ser controlado por la Universidad de Mallorca. En 1715, durante la Guerra de Sucesión, Francisco Mariscal fue el gobernador, con una guarnición de unos veinte soldados para vigilar posibles incursiones borbónicas. Esta fue la última vez que se usó fuego artillero desde el castillo. Desde 1716, el castillo fue bajo el control del rey de España.

En Cabrera, el trabajo de torrero era muy arriesgado, ya que no había muchas posibilidades de escapar en caso de peligro. Por eso, el salario que se ofrecía era el más alto de las Baleares. Muchas veces, los guardas eran personas condenadas que aceptaban el trabajo como una forma de conmutar su condena.

Mientras exploras el Castillo de Cabrera, descubre el historial de la isla de Baleares y contempla la hermosa vista de sus costas. Desde los antiguos civilizaciones hasta la cultura moderna de hoy, descubrirás un destino fascinante. Una vez regresemos, no podremos olvidar los recuerdos que guardamos. Adiós, viajeros, y una feliz exploración.