Castillo de Cuéllar

El Castillo de Cuéllar, también conocido como el Castillo de los Duques de Alburquerque, es uno de los monumentos más importantes de la villa de Cuéllar, en la provincia de Segovia, Castilla y León, España. Está reconocido como un Bien de Interés Cultural desde el 3 de junio de 1931.

El Palacio Ducal de Alburquerque es una edificación militar bien conservada. Está compuesta por una mezcla de estilos arquitectónicos que van desde el siglo XIII al XVIII, siendo el gótico y el renacentista los más predominantes.

A partir del siglo XVI, el palacio fue sometido a obras de ampliación y transformación, convirtiéndose en un lujoso palacio propiedad del ducado de Alburquerque.

Varios maestros trabajaron en sus diferentes etapas constructivas, entre ellos Juan Guas, Hanequin de Bruselas y su hijo Hanequin de Cuéllar, Juan y Rodrigo Gil de Hontañón, Juan Gil de Hontañón «el mozo» y Juan de Álava.

Visita Castillo de Cuéllar

El Castillo de Manzanares ha tenido muchos propietarios a lo largo de los años, entre los que destacan don Álvaro de Luna y Beltrán de la Cueva, así como los sucesivos duques de Alburquerque. Algunos de los huéspedes más famosos que han pasado por allí son los reyes de Castilla, como Juan I y su esposa Leonor, que falleció en el castillo, y María de Molina, que se refugió allí cuando su reino la rechazaba. Otros invitados ilustres incluyen al pintor Francisco Javier Parcerisa, el escritor José de Espronceda, el general Joseph Léopold Sigisbert Hugo y Arthur Wellesley, duque de Wellington, quien acuarteló a su ejército en el castillo durante la Guerra de la Independencia.

Durante siglos, el palacio fue la residencia de los duques de Alburquerque. Sin embargo, cuando la familia se mudó a Madrid para unirse a la Corte, el palacio se convirtió en un lugar de recreo y vacaciones. Esto se acentuó aún más cuando la línea primogénita del ducado se extinguió y la titularidad pasó a la familia Osorio. Al final del siglo XIX, el edificio estaba prácticamente abandonado y fue saqueado. En 1938, se convirtió en una prisión para presos políticos, seguida de un sanatorio para presos tuberculosos. Finalmente, el palacio volvió a ser una prisión hasta 1966.

En 1972, la Dirección General de Bellas Artes llevó a cabo una restauración intensiva para convertir el edificio en un centro de Formación Profesional. Después de la nueva legislación educativa, el edificio se convirtió en un instituto de Educación Secundaria Obligatoria, que sigue siendo utilizado para esta actividad, así como para otros usos.

El castillo de Cuéllar se encuentra en la cima de una colina, en lo más alto de la villa. Está rodeado por una muralla y se encuentra en el número 4 de la plaza del Palacio. Sus fachadas norte y este se unen a la plaza, la fachada sur se une a la Huerta del Duque y la fachada oeste al Camino de Santo Domingo. Tiene una superficie de 1025 m² y su punto más alto es la Torre del homenaje, con una altura de 20 m.

Es difícil saber con exactitud cuándo se construyó el castillo de Cuéllar. Los documentos más antiguos que mencionan el recinto amurallado datan de 1264, cuando Alfonso X el Sabio permitió al concejo de Cuéllar usar la recaudación de multas para arreglar el castillo. Durante una restauración, se encontraron restos de una muralla del siglo XI, así como una puerta mudéjar de finales del siglo XII o principios del XIII. Esto sugiere que el castillo se construyó al mismo tiempo que el recinto amurallado. La primera referencia al castillo como tal fue en 1306, cuando Fernando IV otorgó un documento desde Burgos, permitiendo usar la recaudación de multas para reparar el castillo.

Durante la época medieval, no se conocía nada acerca de la estructura del castillo de Cuéllar. Fue necesario que pasara un siglo para volver a tener constancia de él. En 1403, el infante Fernando de Antequera, señor de Cuéllar, otorgó una licencia al concejo de Cuéllar para reparar los muros y el castillo. Los vecinos de Cuéllar y su Tierra abonaron los gastos de 30.000 maravedíes.

En 1431, Juan II de Castilla concedió un privilegio similar al anterior. Esto significaba que las multas debían ser para el refacimiento de los muros del castillo. Además, hizo alusión a otro privilegio que había otorgado su padre, Enrique III de Castilla, pero que no ha llegado hasta nuestros días.

A partir de entonces, comenzó un enredoso historial en el señorío de Cuéllar.

El 23 de julio de 1433, el rey Juan II otorgó la villa de Cuéllar al condestable Álvaro de Luna. El 3 de octubre de ese mismo año, Álvaro juró pleito homenaje a los habitantes de Cuéllar y se convirtió en el señor de la villa.

Sin embargo, el 24 de octubre de 1433, Fadrique de Luna, hijo de Martín I de Sicilia, entregó el señorío de Cuéllar a su hermana Violante de Aragón. Esto significa que, al mismo tiempo, había dos señores de la villa.

Esta situación se explica porque Fadrique había caído en desgracia del rey en julio de 1433. Por eso, para proteger su señorío, decidió cederlo a su hermana Violante. Por eso, encontramos señores a ambos al mismo tiempo.

Con esto concluye nuestro artículo sobre el Castillo de Cuéllar y esperamos que les haya resultado interesante y útil. Despedimos a nuestros lectores con el deseo de que disfruten de esta maravillosa construcción histórica.

Castillo de Cuéllar en Cuéllar

Localización: Cuéllar, Castilla y León

País: España

Mapa Castillo de Cuéllar

12 comentarios en «Castillo de Cuéllar»

  1. ¡Qué impresionante el Castillo de Cuéllar! Sin duda, un lugar lleno de historia y misterio. ¿Alguien más quiere visitarlo?

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    • El Castillo de Cuéllar es una joya histórica que nos transporta a otra época. Cada rincón respira historia y es un deleite para los amantes de la arquitectura. No puedo esperar para visitarlo y explorar su grandeza. ¡Gracias por recomendarlo!

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    • Sí, las visitas nocturnas al Castillo de Cuéllar son una experiencia única. Te recomiendo informarte en su página web oficial para conocer los horarios y reservar tu visita. ¡No te lo pierdas, te aseguro que vale la pena!

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    • El Castillo de Cuéllar es simplemente mágico. No puedo esperar para visitarlo y sumergirme en su encanto. Definitivamente será una experiencia de cuento de hadas que no me quiero perder.

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