Castillo de la Mota, Medina del Campo

El Castillo de la Mota se encuentra en Medina del Campo, una villa de la provincia de Valladolid, España. Está situado en una elevación del terreno y domina toda la comarca. Se construyó con ladrillo rojizo y piedra para los detalles, como troneras y escudos. Está en el modelo de castillos conocido como Escuela de Valladolid y fue declarado Bien de Interés Cultural en 1904. Una maqueta a escala de este castillo se encuentra en el Parque temático Mudéjar de Olmedo.

Entre los años 1070 y 1080, La Mota fue fortificada y se repobló la villa. Esto provocó que el recinto de La Mota se convirtiera en una fortaleza independiente de la villa.

En 1354, Enrique de Trastamara y sus partidarios atacaron la villa. Don Pedro envió seiscientos caballeros para defenderla y se refugiaron en la villa vieja. Estos pidieron que los pusiesen a salvo.

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En 1390, Juan I donó la villa a su hijo, el infante Fernando de Antequera, quien más tarde se convertiría en el rey de Aragón. Cuando el infante murió en 1416, Medina y su Mota pasaron a ser propiedad de su hijo, Juan. Él hizo algunas obras en el viejo recinto, por lo que en 1433 condenó a algunos vecinos a pagar dos mil maravedís para financiar la construcción de su alcázar y fortaleza en La Mota. Los enfrentamientos entre Juan II de Castilla y los Infantes de Aragón hicieron que la villa estuviera dividida entre ambos bandos, con los aragoneses controlando La Mota y el rey controlando el palacio de la plaza. En 1439, el infante de Aragón ordenó cerrar todos los portillos y poner guardias en la villa. Sin embargo, en 1441 fue el rey de Castilla quien controlaba la villa y cercaba La Mota, donde se habían refugiado los partidarios de Aragón con 250 hombres sin víveres ni agua. Finalmente, llegaron a un acuerdo para rendirse cuando el rey comenzó a minar la fortaleza.

Después de la batalla de Olmedo en 1445, La Mota fue tomada por el rey Enrique IV de Castilla, quien ordenó la construcción de una torre. En 1464, el arzobispo de Toledo, Alonso Carrillo, recibió la tenencia de La Mota, pero luego traicionó al rey y apoyó al príncipe rebelde Alfonso. El rey fue entonces a Medina y puso a su contador mayor Pedrarias Dávila como capitán para tomar la fortaleza. En 1467, La Mota volvió a estar en manos de los partidarios del príncipe, pero finalmente toda la villa cayó en manos del príncipe. Después de la muerte de Alfonso en 1468, su hermana Isabel encabezó la rebelión y firmó el acuerdo de los Toros de Guisando, en el que se estipulaba que ella recibiría la villa de Medina del Campo, el alcázar y las fortalezas, incluyendo la Torre de La Mota. Sin embargo, en 1470 el rey le quitó Medina a Isabel para dársela a su hija, la princesa Juana. La Mota quedó entonces en manos del arzobispo de Sevilla, Alonso Fonseca, hasta su muerte en 1473.

En esta fecha, los habitantes de Medina del Campo, con la ayuda del alcaide de Castronuño, estaban tratando de derribar La Mota. El sobrino del arzobispo, que la defendía, vio que no podía mantenerla y acordó entregarla al duque de Alba. El duque la retuvo hasta 1475 y gastó alrededor de 45.000 maravedís en algunas pequeñas obras en el interior. En 1475, la corona reclamó La Mota y el 20 de febrero le ordenaron al alcaide Francisco Girón que la entregara a Alfonso de Quintanilla, enviado por los reyes. A partir de ese momento, comenzaron a construir la barrera artillera, que duró aproximadamente 8 o 9 años. Se conservan algunas cuentas de estos años con pagos al maestro de Abdalla, al maestro Alí de Lerma y al maestro Fernando. También se conservan cuentas de las obras en los últimos cuatro años (1479-1482), cuyo monto se aproxima a los tres millones de maravedís. La barrera debía de estar terminada en 1483, como se muestra en el escudo que se conserva sobre la puerta principal de La Mota, que muestra las armas de los Reyes Católicos sin la granada y el yugo y las flechas.

El castillo de La Mota fue una vez una prisión de Estado, en la que se encontraban detenidos personajes famosos como Hernando Pizarro, Rodrigo Calderón, el duque Fernando de Calabria, César Borgia y el conde Aranda. El hecho más destacado fue la huida de César Borgia, el llamado duque Valentino, hijo del papa Alejandro VI. El Gran Capitán lo hizo prisionero en Nápoles y lo envió al castillo de Chinchilla, en la actual provincia de Albacete. Allí intentó escapar, pero el Rey Católico lo trasladó al castillo de La Mota, custodiado por el alcaide Gabriel de Tapia. Después de un tiempo de rigurosa prisión, César Borgia logró escapar con la ayuda del conde de Benavente, Rodrigo Alonso Pimentel, y de algunos criados. El 25 de octubre de 1506 se descolgó de la torre del homenaje y llegó a Villalón, donde se ocultó unos días. Después pasaron a Santander para eludir el cerco del Rey Católico y se trasladaron a Navarra, cuyo rey Juan III de Albret era hermano de su esposa francesa Carlota.

Durante la guerra de las Comunidades en 1520-1521, la fortaleza se mantuvo leal a la corona, a pesar de que Medina era parte de los comuneros y controlaba el parque de artillería. Un regidor incluso sugirió usar la artillería para derrocar la Mota. Cuando los de la Junta comunera llegaron a Medina desde Ávila, unos 2000 hombres acudieron a ellos para pedir que tomaran la fortaleza. Sin embargo, gracias a la habilidad diplomática del alcaide, que había puesto guardias en la fortaleza, no llegaron a atacarla.

Después de la Guerra Civil Española, el general Franco decidió entregar el castillo como sede central a la Sección Femenina del partido FET de las JONS. Esto significaba que el castillo se convertiría en el lugar de reunión de las mujeres que formaban parte de este partido.

Esto fue un gran paso para la igualdad de género, ya que les permitió tener un lugar donde reunirse y discutir sus ideas. Esto también les dio la oportunidad de tener una voz en la política española.

La Sección Femenina del partido FET de las JONS se convirtió en una fuerza importante en la política española. Esto les permitió luchar por los derechos de las mujeres y contribuir a la construcción de una sociedad más igualitaria.

El uso de la artillería en un asalto tenía un efecto devastador. Los almenajes del castillo eran destruidos casi de inmediato, impidiendo a los defensores cualquier respuesta al ataque. Esto dejaba las bases de los muros sin defensa.

Debido a la holgura de los calibres de los cañones, estos tenían dificultad para disparar hacia abajo y los adarves de las murallas eran demasiado estrechos para emplazar las piezas. Por lo tanto, se optó por construir o adaptar recintos bajos perimetrales a las fortalezas, conocidos como barreras. Estas contenían cámaras en sus muros, donde se podían emplazar piezas de artillería para disparar con tiro rasante.

Además, las barreras contenían torres en sus esquinas y escoltando las puertas, donde se alojaban cañones para cubrir con tiro flanqueante los lienzos rectos. Como el enemigo podía disparar con sus morteros bolaños en tiro parabólico sobre estas torres, se desarrollaron bóvedas de casquete esférico, conocidas como casamatas, capaces de resistir los impactos sin abrirse.

¡No hay duda de que el Castillo de la Mota ofrece algunas impresionantes vistas pasadas y presentes! Estamos seguros de que usted quedará totalmente satisfecho una vez que visite este lugar histórico. Que lo disfrutes hasta el último minuto. Hasta pronto.

Castillo de la Mota en Medina del Campo

Localización: Medina del Campo, Castilla y León

País: España

Entrada:

Construcción: s. XIV-s. XV

Tipo: Castillo

Mapa Castillo de la Mota

14 comentarios en «Castillo de la Mota, Medina del Campo»

  1. ¡Qué lugar increíble! Me encantaría visitar el Castillo de la Mota en Medina del Campo. ¿Alguien ha estado allí antes?

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  2. ¡El Castillo de la Mota en Medina del Campo es un lugar mágico! ¿Alguien ha visitado y ha visto algo paranormal? 👻

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  3. ¡Vaya castillo tan impresionante! Definitivamente tengo que visitarlo algún día. ¿Alguien quiere ir conmigo?

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    • Vaya suerte la tuya. A mí no me interesa visitar castillos aburridos y llenos de turistas. Prefiero explorar lugares más auténticos y emocionantes. ¡Buena suerte encontrando compañía!

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