Castillo de Zorita, Guadalajara

El castillo de Zorita de los Canes se encuentra en el municipio español del mismo nombre, en la provincia de Guadalajara. Está ubicado en un cerro cerca del río Tajo, en la orilla izquierda.

Situada de forma estratégica, la construcción de la fortaleza comenzó a finales del siglo IX, bajo la orden del emir cordobés Mohamed I.
En 1174, Alfonso VIII de Castilla la cedió a la Orden de Calatrava. Esta orden se encargó de su mantenimiento y mejora durante los siguientes años.

Visita Castillo de Zorita

El 3 de junio de 1931 fue reconocido como Monumento Histórico-Artístico y publicado en la Gaceta de Madrid el día siguiente.

El emir Mohamed I de Córdoba mandó construir la alcazaba de Zorita sobre un monte rocoso al comienzo de su mandato en 852. Debido a la arenisca de la roca, necesitó ser reformada desde el principio, con la primera reforma ocurriendo en 853. Aún se conserva el arco de herradura de la entrada a la alcazaba de esta época.

La alcazaba de Zorita fue el escenario de varias rebeliones contra el emir de Córdoba. Por ejemplo, Calib ben Hafsum lideró una revuelta en 886 que partió desde Zorita para saquear Toledo. Además, Abderramán III usó la alcazaba para recuperar la cora de Santaver en 924. Durante los años posteriores, la alcazaba fue el centro de varias rebeliones contra el califa de Córdoba.

A mediados del siglo XI, el rey Al-Mamún de la taifa de Toledo cedió la ciudad de Guadalajara y gran parte de La Alcarria, incluyendo la zona de Zorita, a Alfonso VI de Castilla para ayudarlo a ganar el trono de Castilla frente a su hermano Sancho II. Así, cuando Alfonso VI accedió al trono en 1072, la ciudad pasó a manos castellanas. En 1097, Alfonso VI nombró a Alvar Fáñez como alcaide de Zorita. Sin embargo, fue derrotado en 1110 por las tropas almorávides, que recuperaron la alcazaba. En 1124, los caballeros templarios conquistaron Zorita para el Reino de Castilla, aunque tuvieron que luchar duro para mantenerla frente a las tropas almohades.

En 1174, el rey Alfonso VIII de Castilla le dio la alcazaba de Zorita a la Orden de Calatrava, para que la usaran como una fortaleza para defenderse de los ataques de los andalusíes. En 1180, el rey otorgó el fuero a Zorita, lo que incluía el derecho de pontazgo, lo que hizo de la villa un lugar seguro, protegido por su castillo.

La alcazaba fue el lugar de refugio de la Orden de Calatrava tras su derrota en la batalla de Alarcos en 1195. Para fortalecer el castillo, construyeron nuevas murallas y dependencias, entre ellas una iglesia. Esta fue la sede de la orden hasta que los castellanos ganaron la batalla de las Navas de Tolosa en 1212. Desde entonces, la Orden de Calatrava volvió a controlar sus dominios desde Calatrava la Nueva.

A mediados del siglo XIV hubo una disputa de poder en la Orden de Calatrava. Estaba protagonizada por el maestre Garci López de Padilla y los comendadores de Zorita, «don Alemán» y Núñez de Prado, quienes contaban con el apoyo del rey Fernando IV.

Después de varios años de lucha, Alfonso XI había ascendido al trono de Castilla. Tras la muerte de Padilla en 1334, las tropas reales cercaron el castillo y derrocaron al alcaide Gonzalo Pérez. Estas batallas causaron graves daños a la alcazaba.

Ha sido un placer hablar de este fascinante destino histórico. ¡Invierta un poco de tiempo en explorar Castillo de Zorita y descubrir los tesoros arqueológicos y culturales del lugar! ¡Esperamos que hayas disfrutado tu experiencia de lectura! ¡Hasta la próxima!