El castillo de Oreja es una maravillosa fortaleza ubicada en el pueblo de Oreja, en la localidad de Ontígola, al este de la provincia de Toledo. Es un lugar lleno de historia y encanto.
Los musulmanes tenían un castillo en la época de Alfonso VI de León. Estaba ubicado en un lugar antiguo de los romanos llamado Aurelia, que luego se conocería como Oreja. Alfonso VI lo adquirió como parte de la dote de su esposa Zaida.
Después de la derrota en la batalla de Uclés en 1108, el castillo fue una amenaza constante para el reino de Toledo. Esto se debía a que controlaba el vado del río, lo que permitía a las expediciones avanzar por la orilla derecha hacia la ciudad, anulando la cabeza de puente del castillo de San Servando. En 1113, Mazdalí tomó el castillo y lo usó como un punto de ataque contra las tropas castellanas. Estas tropas sufrieron una gran derrota cerca del castillo en 1132.
Durante seis meses, Alfonso VII de León asedió la villa con tropas de Toledo, Extremadura, Galicia y León. Finalmente, la villa se rindió debido a la falta de alimentos y agua en 1139. Después de esto, la villa fue repoblada por cristianos a los que se les otorgó un fuero de gran importancia histórica.
Alfonso VIII restauró el antiguo castillo y lo cedió a la Orden de Santiago para usarlo contra los almohades. Más tarde, Gutierre de Cárdenas se hizo cargo del castillo, y luego pasó a los condes de Colmenar de Oreja y a los duques de Frías.
Una vez que dejó de ser útil para la guerra, el lugar era demasiado incómodo para vivir, así que la mayoría de los vecinos se mudaron a Ontígola y Aranjuez. Sólo quedó un pequeño barrio al lado del castillo, que se veía desde lejos.
El castillo de Oreja es una impresionante construcción con una alta y fuerte torre rectangular. Está rodeado por una muralla que sigue la línea irregular del acantilado en el que se asienta. Está aislado en la parte del borde de la meseta que limita el Tajo por el norte. El castillo vigilaba el vado natural que existía en este lugar.
Existe una fortaleza con algunas saeteras circulares. Estas se encuentran acompañadas de matacanes de madera y grandes y toscos merlones que rematan las torres. Las esquinas de la fortaleza están hechas de sillería y están redondeadas a media altura.
Solo posee una puerta. Al entrar, se pueden apreciar los restos de la iglesia, dos bóvedas y un aljibe. Estos elementos le dan un toque especial a la fortaleza.
Al visitar el Castillo de Oreja, descubrirás los encantos únicos de su arquitectura, sus entrañables recuerdos y su historia ilimitada. Nada se compara a la emoción de descubrir este maravilloso lugar y sacar lo mejor de lo que ofrece. Estamos seguros de que compartirás tus propias experiencias en las siguientes aventuras. Disfruta de tu viaje. ¡Hasta pronto!