La Alcazaba de Málaga es una antigua fortaleza de la época islámica. Está construida sobre una fortificación fenicio-púnica y se encuentra en las faldas del monte Gibralfaro, cerca del centro histórico de la ciudad. El Castillo de Gibralfaro se encuentra en la cima del monte.
El antiguo recinto amurallado de la ciudad ocupaba el extremo oriental. Los frentes de mediodía, poniente y norte quedaban dentro de los muros. Actualmente, su superficie es de 15.000 metros cuadrados, lo que no alcanza ni siquiera la mitad de su tamaño original. Esto se puede comprobar con los planos históricos que se han conservado.
Leopoldo Torres Balbás, un arquitecto restaurador, dice que la Alcazaba de Málaga es el ejemplo perfecto de la arquitectura militar del siglo XI. Esta fortaleza tiene dos recintos amurallados y muchas fortificaciones. El único lugar similar es el Castillo del Crac de los Caballeros, construido en Siria entre los siglos XII y XIII.
Este palacio es una maravilla histórica de la ciudad. Es un lugar muy popular porque combina la historia y la belleza en un mismo lugar. ¡Es una visita obligada!
Esta ubicación especial se encuentra a los pies del monte Gibralfaro, donde hay un castillo andalusí conectado por un pasillo protegido por murallas llamado La Coracha. Está cerca del Teatro romano de Málaga y frente al Palacio de la Aduana. Esta combinación de culturas romanas, andalusíes y renacentistas hace que este lugar sea único.
La Alcazaba que vemos hoy es el resultado de un largo viaje a través de la historia. Se puede dividir en cuatro etapas: el periodo andalusí, desde el siglo X hasta el siglo XV; la Reconquista a finales del siglo XV hasta el siglo XVIII; el abandono y deterioro de su estructura militar desde el siglo XIX hasta principios del siglo XX; y su recuperación como Monumento Histórico Artístico desde la década de 1930 hasta hoy.
Los historiadores musulmanes creen que el rey bereber Badis ben Habús fue el responsable de construir la Alcazaba usando mármoles, columnas y estatuas del teatro romano cercano. Sin embargo, algunos estudios sugieren que en lugar de construir una nueva fortaleza, se trató de una restauración de un antiguo recinto amurallado de origen fenicio. Además, antes de Ben Habús, la dinastía Hammudí, los últimos califas de Córdoba y reyes de la Taifa de Málaga, usaron la Alcazaba como su residencia palaciega durante la Fitna de al-Ándalus.
Los almorávides llegaron a la ciudad en 1092. Después, en 1146, los almohades también llegaron. Finalmente, en 1279, Muhammad II Ben al-Ahmar conquistó la ciudad y la incorporó al Reino nazarí de Granada.
Durante la Reconquista, la Alcazaba fue una fortaleza inexpugnable para los nazaríes. El 5 de mayo de 1487, Fernando el Católico, tras vencer a El Zagal en Vélez, puso sitio a la ciudadela que estaba bajo el mando de Hamet el Zegrí y sus gómeres. El ejército nazarí estaba compuesto por 3.000 gómeres y 8.000 hombres armados.
El 18 de agosto, Alí Dordux, tras negociar su ciudadanía como mudéjar, se rindió. Sin embargo, El Zegrí y Alí Derbal, seguían defendiendo el Alcázar de Gibralfaro. Esta resistencia duró dos días más hasta que el hambre y la sed los vencieron.
El 19 de agosto, los Reyes Católicos entraron en la ciudad. Iban acompañados de la imagen de la Virgen de la Victoria, un regalo del emperador Maximiliano I del Sacro Imperio Romano Germánico a Fernando el Católico. Esta talla se convirtió en la patrona de Málaga.
¡Esperamos que hayáis disfrutado el contenido! ¡Visita la Alcazaba de Málaga y descubre su belleza! ¡A disfrutar de la cultura malagueña! ¡Hasta pronto!