Castillo de Capilla, Badajoz – VisitaUnCastillo

El Castillo de Capilla se encuentra en la localidad de Capilla, un municipio de España ubicado en la provincia de Badajoz, en la comunidad autónoma de Extremadura. Está situado en un risco y domina las llanuras del río Zújar, en la frontera entre las comarcas de La Siberia y La Serena. Es el elemento más importante de la historia de Capilla, y por eso aparece en el escudo de la villa, representado en lenguaje heráldico.

El Castillo de Capilla fue erigido por los musulmanes y era un enclave estratégico para las comunicaciones entre Mérida, Sevilla, Córdoba, Almadén y Toledo. En 1226, fue conquistado por el rey Fernando III de Castilla y León, quien lo donó a la Orden del Temple en 1236, tras la conquista de Córdoba.

Durante su existencia, el castillo fue una encomienda hasta su desaparición en 1312. Después de esto, pasó a estar bajo los dominios de los Alcántara, en la persona del Maestre de Alcántara Gonzalo Pérez. Los cristianos reedificaron el castillo, que había sido levantado por los musulmanes.

Este Castillo, junto con el cercano Castillo de Almorchón, que también había sido propiedad de los caballeros templarios, pasó a formar parte de la Orden de Alcántara. Al final del siglo XIV, el Castillo de Capilla fue bajo la tutela real y luego bajo la jurisdicción de la ciudad de Toledo. Al principio del siglo XV, fue comprado por el «camarero mayor del rey», don Diego López de Stúñiga, por 280.000 maravedís. Al comienzo del siglo XVI, pasó a formar parte del patrimonio de uno de sus descendientes, don Álvaro de Zúñiga, con la otorgación de Capilla y Burguillos.

En el año 1777, cuando el XII duque de Béjar, Joaquín López de Zúñiga y Castro, falleció sin dejar un heredero, los castillos pasaron a ser propiedad de María Josefa de la Soledad Alfonso-Pimentel y Téllez-Girón, XII duquesa de Benavente y esposa de Pedro de Alcántara Téllez-Girón y Pacheco, IX duque de Osuna.

Durante la Edad Media, los miembros de esta familia eran conocidos con diferentes nombres, como Estunega, Estuniga, Astunica, Stunica, Estúñiga y Stúñiga. Álvaro de Zúñiga y Guzmán, I duque de Béjar y Plasencia, que era el pariente mayor de la Casa de Stunica/Estúñiga, decidió castellanizar el apellido a Zúñiga después de firmar el Pacto de Reconciliación con la reina de Castilla y León, Isabel I «la Católica», el 10 de abril de 1476.

Desde hace mucho tiempo, el Castillo y el pueblo han sido hogares para la gente. Esto se puede ver por la gran cantidad de pinturas rupestres que hay alrededor. Los celtas lo llamaban Miróbriga Turdulorum y durante la época de la dominación romana, seguía siendo un lugar importante. El historiador, científico y naturalista romano Plinio lo llamó «insigne municipio».

El castillo se encuentra al oeste del pueblo, en una colina escarpada que domina el pueblo. Tiene una forma irregular, ya que se ha adaptado al terreno. Para llegar a la entrada principal, hay que subir una larga y empinada cuesta. La fachada principal está formada por un grueso y alto muro, con dos torres cilíndricas en los extremos y otra en el centro. Estas tres torres cilíndricas protegen la zona más vulnerable del castillo, ya que está en la zona de menor altura. La puerta principal está defendida por una barbacana.

El lado este es el más difícil de acceder. La roca del promontorio cae casi verticalmente y hay un lienzo con saeteras. En esta zona hay restos de una torre en forma de cubo cilíndrico y otra de planta cuadrada que protege la poterna de ese lado.

El interior está dividido en dos «patios de armas» paralelos, contiguos y a distinto nivel. En el primero todavía se puede ver la boca de un aljibe excavado en la roca, la «escalera en recodo» -elemento eminentemente defensivo- por la que se llega a la puerta del segundo recinto y la poterna.

En el segundo hay restos de un aljibe edificado sobre el terreno y restos de edificaciones para uso cotidiano de los habitantes del castillo.

Las torres cilíndricas cortan el paso del adarve. Se trata de un pasillo estrecho situado sobre una muralla, protegido por un parapeto almenado. Esto permitía a los centinelas hacer la ronda y situar las fuerzas interiores.

Sobre la puerta de acceso aún quedan restos de lo que debió ser un matacán. Si las fuerzas atacantes lograban entrar al castillo, se disponía de un parapeto hacia el interior de la fortaleza. Estas torres formaban un pasillo para hostigar a los que habían franqueado la entrada.

Sin duda, Castillo de Capilla ofrece una historia y arquitectura únicas a los visitantes de Badajoz. Si desea visitar uno de los castillos más hermosos de Extremadura no busque más. Una visita a Castillo de Capilla ofrecerá a los visitantes una experiencia emocionante e inolvidable. ¡No esperes más y visítalo ahora! ¡Pase un día lleno de magia! Adiós y que disfrutéis de vuestra visita.

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